domingo, 29 de noviembre de 2009

Mensaje en una botella (versión 35)


La policía encontró el cuerpo tumbado en la bodega. No había marcas de violencia a primera vista. A escasos centímetros estaba un hueco donde, horas antes, descansaba una botella legendaria.

―¡No toquen nada! ―ordenó el teniente de la policía― hay que observar hasta el más mínimo detalle, busquen en toda la bodega.
Uno de los policías dio la voz de alarma. Detrás de unas cajas de madera, en la sala del ala derecha de la bodega, había algo parecido a una botella.
Se acercó el teniente y alumbrando con su linterna apareció la botella legendaria. La asió por el cuello, con mucho cuidado, con los dedos pulgar e índice de su mano derecha, cubierta de un fino guante, la puso a la altura de sus ojos y dijo:
―Es la botella que buscamos, pero está vacía.
Otro policía desde la parte principal de la bodega gritó:
―Teniente, vea esto.
Cuando el teniente se acercó a esa parte de la bodega quedó atónito. Lo que al principio parecía el cuerpo de una persona sin vida, en el momento que se procedía a su identificación, aquella persona comenzó a desperezarse y se incorporó. Se levantó y dijo:
―Creo que me he quedado dormido, además he dormido profundamente, hasta he soñado que me bebía una botella de vino con mucha historia. ¿Y ustedes quiénes son? ―preguntó.

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