sábado, 28 de noviembre de 2009

Mensaje en una botella (versión 38)


La policía encontró el cuerpo tumbado en la bodega. No había marcas de violencia a primera vista. A escasos centímetros estaba un hueco donde, horas antes, descansaba una botella legendaria, esa botella se había salvado de los arrebatos imperiales de Napoleón, de las hordas nazis que asolaron Europa como manga de langostas, pero he aquí que ahora sin mediar ninguna explicación había desaparecido dejando tras de sí un muerto. De que murió el pobre hombre no se sabría hasta que le practicaran la autopsia, llegó el fiscal para levantar el cadáver y al mover el cuerpo se pudo comprobar que debajo de él se encontraba la botella .....pero vacía. Al médico legista le llamó la atención ver lo fuertemente cerrado que tenía el puño derecho, con mucho trabajo fue separando uno a uno los dedos del muerto y encontró una pequeña nota arrugada en la palma de la mano, esta nota decía: “Si estás leyendo esta nota, es porque destapaste la botella y si destapaste la botella sabrás que yo me la tomé a tu SALUD. Gaspar”. Pero, ¿quien era el infeliz que yacía en el suelo de la bodega?, pues era ni más ni menos que Don Melchor, el último heredero de esa dinastía de grandes enólogos, dueño de una de las bodegas más tradicionales del país. El cadáver fue trasladado a la morgue para el respectivo examen y el médico legista concluyo en su informe como causa de muerte: Infarto de Miocardio. La policía trató de recrear los últimos momentos de Don Melchor y reunió a todos los asistentes a esa su última cena. Todos los presentes recordaron que en medio de la comida se presentó Don Gaspar, eterno rival en vides y bodegas de Don Melchor, este hizo su aparición justo cuando el finado se jactaba de poseer un verdadero tesoro en una última botella cosecha de 1770, - “En tus bodegas no tienes nada de valor”- aseveró Don Gaspar, esa frase hizo que Don Melchor se levantara de la mesa como disparado por un resorte y se dirigiera al sótano donde tenía guardada la botella- “Te haré comer una a una tus palabras”- masculló entre dientes mientras bajaba. De allí en adelante no había más que contar excepto que pasado un tiempo prudencial y al no volver Don Melchor, sus amigos bajaron a buscarlo y se dieron con la escena que encontró la policía. El médico que había estado escuchando la declaración de los testigos concluyó: La impresión al encontrar la dichosa botella destapada y vacía le produjo el infarto, al oír esto, las miradas de todos los presentes se dirigieron hacia Don Gaspar quien al darse cuenta de lo sucedido por lo que el consideraba una broma, cayó fulminado.

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