domingo, 29 de noviembre de 2009

Mensaje en una botella (versión 19)


La policía encontró el cuerpo tumbado en la bodega. No había marcas de violencia a primera vista. A escasos centímetros estaba un hueco donde, horas antes, descansaba una botella legendaria. Una botella de una excepcional cosecha de la que quedaban muy pocos ejemplares. Hoy se hubiera llevado a la casa de subastas para haberla vendido al mejor postor, pero ya no va a poder ser. Un asesino ha interrumpido el curso de los acontecimientos y la ha robado llevándose por delante al guardia de seguridad.

Que cabrón, el hijo de puta del heredero, en cuanto el viejo la ha palmado, le ha faltado tiempo para venderla. No ha esperado ni al funeral de su tío. Ese si que valía, toda la vida sacando adelante la bodega, y esa botella que resumía sus esfuerzos se la va a llevar cualquier rico caprichoso que no sabrá ni paladearla, que lástima. Yo si que entendía al patrón, he pasado muchas horas con él, era muy campechano y sabía quién apreciaba la diferencia entre un caldo de calidad y los demás. Me pedía opinión cada vez que hacía alguna innovación, mezclas, variedades, barricas, todo me lo consultaba, e incluso a veces, hasta me hacía caso en alguna de las correcciones que le apunté. Yo no he tenido más vida que esta bodega desde que murió mi mujer… Pero ahora todo ha cambiado, probablemente el panoli del nuevo jefe me eche a la calle porque ya casi tengo la edad de jubilación. Contratará una empresa de esa que cada vez manda a uno a vigilar sin saber ni a dónde van. Si tuviera suficiente dinero yo mismo compraría esa botella y me la bebería en esta misma silla, esta misma noche…

Es un caso realmente extraño, le debieron sorprender dormido y por eso no pudo ofrecer resistencia. No está forzada la única puerta de entrada, ni los cristales de los lucernarios están rotos, realmente parece que nadie haya entrado ni salido, pero lo que está claro es que aquí hay un cadáver y que existía un móvil muy valioso que ha desaparecido. Ahora que el juez ha levantado el cadáver y se lo han llevado para practicarle la autopsia tenemos que buscar a fondo y encontrar todas las posibles huellas que hayan dejado, sin descartar a las únicas tres personas que tenían llave para entrar, el nuevo dueño, el gerente de la bodega y la señora de la limpieza que le encontró.

Lo haremos sistemáticamente, intentando reconstruir todos los detalles de las últimas horas que el vigilante pasó aquí. Parece que hay algo entre esas barricas, me pondré los guantes. - ¡Venid con una bolsa!¡La botella de la foto! Tiene la misma etiqueta, está vacía y dentro han metido un papel enrollado. ¡Necesitamos unas pinzas!

“ Este es un mensaje para la policía, para que no siga buscando ningún asesino. Que no hay ninguno, lo que hay es un suicida, eso si, un suicida plenamente feliz de serlo porque nunca en mi vida experimenté una sensación más placentera que la que me proporcionó el líquido que esta botella contenía y que ahora está en mi estómago porque no creo que le haya dado tiempo a ir más allá, pues en cuanto escriba esta nota me inyectaré mi dosis de insulina multiplicada por diez y en unos minutos acabará mi estancia en este mundo, y puedo asegurarles que el momento más feliz ha sido este final de dioses que ningún millonario ha podido arrebatarme, ni siquiera mi nuevo patrón al que gustosamente le dediqué el último brindis de mi vida…”

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